Durante el siglo 20, la red eléctrica estaba diseñada para los usuarios industriales y residentes, por lo que los productos de gas y las extractoras de carbón se situaban en unos pocos lugares aislados. Pero con el auge de los ordenadores, la demanda de energía creció.
Hoy día, con el aumento del uso de energías renovables, la delineación entre el usuario y el producto ya no está tan clara. Y esto ha incrementado la presión en los operadores de la red para adaptarse y ajustarse en tiempo real.
Estos ajustes han llegado de la mano de los datos en tiempo real. En este sentido, el hardware rugerizado es la base sobre la que se asienta el futuro de las redes eléctricas de energía.
Pensemos en una subestación eléctrica, aislada en un área remota sin infraestructura comercial y sin staff presente. Ahora expongamos su equipo a un clima extremo y a condiciones que varían: los problemas serán mucho mayores que en caso de un centro de datos limpio y a temperatura controlada en las oficinas urbanas de las compañías.
Para modernizar la red, los ordenadores individuales, los controladores y los dispositivos de monitorización se han cerrado en packagings más pequeños y se han virtualizado. Estas máquinas virtuales emplean los software que funcionan en servidores especiales para compartir los flujos de trabajo, optimizar el uso del hardware y reducir los costes.
Construyendo estos sistemas virtuales y que se gestionan de forma centralizada, estaremos cambiando el panorama de la industria para superar los desafíos presentes y futuros. Al emplear soluciones de computación rugerizadas y de alto rendimiento modernizaremos las redes de energía para que tengan cabida más funcionalidades, más protección física y cibernética, y para que la energía fluya sin problema.
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