Los vehículos autónomos (conocidos también por sus siglas AV) han llegado para quedarse. Y es que el crecimiento de estos vehículos sin conductor ha sido espectacular en los últimos tiempos, llegando incluso a revolucionar el transporte que conocemos hoy en día.
Esta proliferación de vehículos autónomos ha hecho mella de manera directa en la industria automotriz, la cual está inmersa en una cúspide de cambios promovidos por innovadoras tecnologías. Es tal el alcance de estas tecnologías que se espera que en el 2050, el mercado de AV mueva cerca de los 7 billones de dólares, eso sí, si la implementación se lleva a cabo en su totalidad. Para ello solo hay un pero que haría que esto no fuera así: la seguridad.
Los sistemas de a bordo deben estar siempre listos para identificar y evitar peligros que se crucen en su camino. Esto, según el último informe elaborado por Crystal Group, será posible gracias a componentes eléctricos fiables y de seguridad crítica basados en estándares y prácticas de ingeniería que se basan en sistemas militares y aeroespaciales ya probados. Y es que, llegados a este punto, los fallos automáticos no son una opción, por lo que deben evitarse a toda costa empleando sistemas diseñados específicamente para ser duraderos, ofrecer una alta disponibilidad y funcionar de manera fiable en una gran diversidad de entornos.
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