Los sistemas militares actuales demandan a gritos que tengan la posibilidad de detectar la presencia de fuegos enemigos en su radio de acción. Estas demandas van dirigidas tanto a las tropas terrestres, como a las marítimas, y cómo no, a las aéreas.
Todos lo militares pedían un dispositivo que ayudara a detectar todos los fuegos que se abrían alrededor de ellos, y tras muchos estudios se llegó a la conclusión de que no había un único sistema que ayudase a dicha petición. Para ello se tenía que utilizar una combinación de sistemas de manera conjunta.
Es por eso que se empezó a trabajar de manera conjunta. Primero se detectaron las necesidades que tenía que cubrir el nuevo sistema: sensores que sean capaces de detectar los fenómenos de disparar un arma y a la vez que desechen señales en la misma escena que puedan llegar a originar falsas alarmas. Con todo esto las cámaras de infrarrojos debían ser muy sensibles, muy rápidas y no refrigeradas.
Si quieres ver el estudio completo puedes hacerlo aquí.