Tradicionalmente, los satélites se han utilizado para realizar funciones de recogida, transmisión y recepción de datos, dejando el procesamiento/computación de los mismos a las estaciones terrestres. A medida que aumenta el volumen de datos, la informática in situ es cada vez más necesaria para minimizar la latencia y maximizar la velocidad de reacción. Sin embargo, añadir la informática a bordo de los satélites plantea nuevos retos de gestión térmica.
Los tubos de calor de cobre y agua se utilizan a menudo para la refrigeración de componentes electrónicos en la Tierra y ofrecen un rendimiento excelente para el transporte de calor a corta distancia y con gran flujo térmico, pero su experiencia de vuelo en el espacio es limitada. Los tubos de calor de cobre y agua funcionan en un rango de temperaturas ligeramente superior al de los tubos de calor de aluminio y amoníaco o CCHP, lo que los hace ideales para funcionar cerca de los componentes electrónicos de la red térmica de los satélites. El fluido de trabajo de agua combinado con una estructura de mecha sinterizada les permite manejar los flujos de calor más altos de, por ejemplo, ASIC o FPGA utilizados para la computación en órbita o el procesamiento digital de señales (DSP) que a menudo son demasiado altos para ser manejados por los CCHP convencionales de amoníaco.
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